Una de las preguntas que nos hacemos los seres humanos, es sobre nuestra existencia, ¿Quienes somos? ¿a donde vamos? ¿De donde venimos?, preguntas existenciales que cada uno la interpreta a su manera.
Así, se puede observar como los creyentes, en valores religiosos tienen razón, y los que no creen en esa existencia, con rasgos científicos de la creación de las especies, también la tienen.
También es cierto, que tanto los valores religiosos, éticos, humanos, científicos y antropológicos acercan al ciudadano, a una debilidad real. La cual es valorada por las personas creyentes, como protección, ayuda y cercanía, ayudando al individuo a superar adversidades ante la vida, sobre todo a muerte de seres queridos, provocando un efecto psicológico también en el mismo.
Es cierto, que cada cultura lo interpreta a su manera, pero en definitiva, todas llenan de valores, de principios y de ética a las personas que creen en esa existencia protectora del colectivo.
Sobre los que no creen, muchos creen en la existencia del individuo, (a veces por azar, a veces por destino), creyendo que el individuo es Dios, creando en este caso, al individuo con un ego y una prepotencia que no le pertenece e intentando salvar el mundo, omitiendo su función de uno más en la sociedad.
Sobre los que no creen, hay personas de ámbito científico, a través de la ley de las especies y la historia de éstas en la tierra; lo que hace acercarse más a lo que se produjo en la realidad, y acercarse a uno mismo, y a la familia en la que convive, que en gran manera cree el individuo, también.
Es curioso también, como al cabo de los años, las personas solemos rechazar la existencia de protección de dios, con una visión negacionista- anarquista, y a través de los problemas y dificultades de la vida, vemos quién está cerca de nosotros, en familia, amigos; y a través del entorno de las personas, nos vemos protegidos a través de ese ser imaginario o real, que nos ayuda, a través del pensamiento, y luego a través del silencio, para andar en forma pro-activa; e independientemente creyendo o no, en el, llamándolo de una manera o de otra; nos ayuda, nos protege y nos reconoce como personas.
Las personas más sabias, y reconocidas muchas veces después de haber fallecido, (con vidas muy duras), muchos creen en esa existencia, porque saben que se sienten más protegidos, más felices, más pro-activos y les ayudan a cumplir sus objetivos vitales.
Al fin y al cabo la vida es ese camino, y ese camino o travesía nos ayudará y nos ayuda a todos a vivir mejor, siempre que sea por y para nosotros.
Para luego reflejar en los demás, esa manera de ser, tan contagiosa, que tanto promulga la ética y la religión.
En cualquier caso, esta es mi opinión, la opinión política también de las cosas, en este caso de la religión, en tiempos pasados pensaba diferente, y todo tiene cabida; con respeto y con ese trascurso que debemos hacer cada uno, con esos puntos de inflexión cuando estamos mal, que nos ayuda después, a valorar lo bueno, la vida y la realidad que vivimos ....
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