Friday, August 01, 2014

Erase una vez ...

Érase una vez ... 

Un grupo de personas que se juntaron para trabajar juntos, entre todos ellos, había una persona honrada que gestionaba los pagos, y guardaba dinero sobrante, por los imprevisto. Se llamaba Juan.
Juan, tenía que ser el coordinador, motivador, y la verdad que todo iba muy bien. Estas personas que estaban a su cargo, empezaron a tener dinero, pronto. Pues la honradez y la sinceridad y el gran proyecto juntos, era muy importante, entre todos …
Estos, empezaron a comprar alguna casa, y algunos empezaron a tener coche, a crédito, pues Pedro, que tenía mucho dinero, les inculcó a rentabilizar el dinero y al final de año, les daba un 3 % de interés.
Todo parecía ser un cuento de hadas, pero estaban en lo equivocado.
Cuando todo parecía precioso, Pedro, hizo una llamada urgente a Juan “ No tenemos dinero, ¿Qué hacemos? “ –
Juan, no entendía nada de nada, ¿cómo podía ser que el dinero, ya no existiera? Y hace dos meses, dejaban un interés a todo el mundo …
Después, de hablar largo y tendido, le dijo Pedro “ o recibo dinero ya, o mañana no tiene nadie dinero en el banco” . Juan, se asustó muchísimo, como iba a hacer eso, a sus trabajadores, y cedió.
Gran parte del dinero de reserva, se lo dio a Pedro, sin saber que quizá lo que estaba haciendo era una temeridad, para todos.
Sin embargo, parecía una solución tan difícil …

Como no era un caso aislado, otra gente, como Juan en otros sitios, empezó a tener problemas, pues las cosas no eran como antes …
En muchos sitios, y en muchas organizaciones tuvieron que dejar de trabajar juntos, pues la gente consumía menos productos, y la situación cada día era más tensa.
Sin embargo, y a pesar de la dureza, Juan y sus compañeros, decidieron continuar. Juan comentó lo que había sucedido con Pedro, y pasó algo que nunca había pasado, enfados y cabreos. Antes de acabar la reunión, y debido a la presión, Juan acabó llorando y se tuvo que marchar.
Juan lloraba de impotencia, porque no sabía que era lo mejor para todos, y porque le señalaban como culpable y se sentía mal.

Sus compañeros, se acercaron cuando ya estaba más calmado, y lo empezaron a comprender, “ todos, habríamos hecho lo mismo, decían” , la reunión acabo en un abrazo con mucha tristeza, por todo lo que pasaba, y por un futuro, que parecía tan raro, tan extraño …
A los pocos días, y debido a los créditos de Pedro, y gente que no podía pagar, porque la gente tenía menos dinero, este volvió a pedir dinero (seguía ganando dinero, pero eso se lo callaba, como siempre).
Juan, y todos ellos, acudieron en bloque, pues no era un problema cualquiera.
Unos días antes, Juan ya dijo a todos, que los gastos se estaban disparando, y que no iba a despedir a nadie, ni bajar costes.
Pedro, se lo dijo bien claro, “ tenéis que reducir costes y ser competitivos”
Todos sabían que reducir costes, era bajar salarios a todos y despedir a parte de ellos.
“NO” – dijeron en bloque

Sin embargo, Pedro, empezó a soltar, que algunos compañeros de Juan, no podían pagar unos créditos, que pidieron hace un tiempo, “tienen coche, piso y unos gastos varios, que tienen que pagar YA” – Y si no lo hacen, iremos al avalista que eres tú, Juan.
Juan se asustó, el resto, estaban muy enfadados con Pedro, (por la seguridad privada, sino habría habido en ese momento, alguna desgracia, y era normal), se sentían de nuevo indignados.
Indignados, por la presión, y porque la situación personal- económica y social, les hacía no poder pagar ese crédito a varios de ellos a Pedro.
Juan, dijo tengo un dinero, todavía en reserva, (poco, el 10 % ), lo voy a poner, para estas cosas, pero ahora no tengo dinero para vosotros. Así se solucionó la deuda de los trabajadores, pero pintaban bastos en todos sitios, y no había margen de maniobra.
Un tiempo después, volvió a llamar Pedro a Juan, (que siempre le temblaban las piernas, cuando le llamaba), y la situación de gastos se disparaba.
Entonces, le dijo Pedro, que podía comprar la empresa, porque sabía que los trabajadores no les podía pagar, ya que tenían meses de pérdidas.
Juan, siempre honrado, se lo dijo a los trabajadores. Juan no podía mas.
Juan se marcho de la organización, de los trabajadores, el 60 % también lo dejó, (no querían trabajar con amigos de Pedro, y con rebajas salariales, y faltas de respeto …), el otro 40 % se quedó.
El dinero, que Pedro “dio” al comprar la organización, fue mísero, pero se repartió a todos por partes iguales … sin embargo, el paro estaba disparado, y en muchos sitios …
Los amigos de Pedro, eran sanguijuelas, que les gustaba mucho la sangre, y en cuanto se hicieron del poder, de la gran organización, contrataron a varias personas, (con extrema necesidad), y sólo les daba unas migajas en dinero y comida.
Los que se quedaron al principio, fueron despedidos, pues “con ellos y su salario, la organización ya no era competitiva, decía amigos de Pedro”
Había desconcierto en todos los sectores, la situación era tan mala …
Que les habían vuelto a robar, de nuevo.
Y todos sabían, que la situación, iba a ser peor, mucho peor … cada día más …

Personajes:
Y curiosamente, Juan (el estado), dejo de ser un estado del ciudadano, pues Pedro (banqueros y multinacionales), eran los que gobernaban en ese mismo lugar.
Los compañeros de Juan, (trabajadores, ciudadanos)
Y los amigos de pedro (gobernantes de multinacionales, pagados por multinacionales – son los mismos).

Un cuento triste, pero real, quizá demasiado real, lamentablemente …

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